En años recientes, el sector espacial está bajo un cambio de paradigma en todo el mundo: las agencias nacionales ceden parte de su ámbito de actuación a compañías privadas, más dinámicas y competitivas, que permitirá bajar los precios del acceso al espacio y dar servicio a un nuevo mercado de pequeños actores y aplicaciones.
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En años recientes, el sector espacial está bajo un cambio de paradigma en todo el mundo. Con los EEUU como epicentro del cambio, desde el informe Augustine, el gobierno reorganiza sus recursos para ser dirigidos hacia misiones más remotas, dejando otros aspectos del vuelo espacial, como el acceso a órbita baja terrestre, a compañías privadas, más flexibles y competitivas que conduzcan a reducir los precios de ciertas misiones.
También se prevé que crezca un nuevo mercado de nuevos actores (pequeños países, universidades, empresas privadas) y nuevas aplicaciones (investigación, navegación, observación de la Tierra, comunicaciones, minería interplanetaria…), que requerirán satélites más pequeños y baratos.
El resultado es una oportunidad de mercado que puede ser rellenada por nuevas y más dinámicas compañías, que desarrollarán misiones espaciales con la filosofía del low cost, reduciendo presupuestos y tiempo sin poner en peligro la seguridad, concepto que sólo puede aplicarse a las misiones no tripuladas.